Villa La Mandaluz, un hogar único e inspirador, donde el arte y la arquitectura dialogan, rodeada de un paisaje protegido en Ronda, Málaga

Su localización es realmente excepcional, entre un entorno protegido que jamás será urbanizado y la proximidad inmediata al centro histórico de Ronda. Esto, convierte a La Mandaluz en un refugio muy singular, un auténtico remanso de paz. La villa se distribuye en dos niveles, y ha sido creada con una atención exquisita al detalle, integrando piezas de arte únicas, elementos arquitectónicos hechos a medida, y materiales cuidadosamente seleccionados que reflejan el espíritu del paisaje andaluz.

En la planta de entrada, le recibe un hall con una espectacular ventana de siete metros que enmarca el paisaje como si fuera una obra de arte. Este nivel ofrece dos suites y un dormitorio con baño en suite, mientras que la planta principal se organiza alrededor de un impresionante salón de doble altura, coronado por un fresco tridimensional del artista portugués Pedro Calapez, y una lámpara escultórica de diseño francés. La cocina y el comedor, una acogedora biblioteca, el family room, una suite adicional y una exquisita zona de spa, completan los espacios interiores, concebidos para disfrutar del confort y la serenidad.

La villa está llena de piezas únicas creadas específicamente para ella, como la cerámica artesanal diseñada por artistas franceses o la barandilla hecha a mano que conduce a la planta principal. Cada estancia ha sido pensada como un espacio de contemplación y armonía, con ventanales que enmarcan el horizonte y conectan visualmente el interior con la naturaleza circundante.

Las amplias terrazas prolongan la experiencia hacia el exterior, donde una gran pérgola de pilares metálicos proyecta un juego de luces y sombras, ideal para reuniones, comidas al aire libre y puestas de sol inolvidables. Un fresco cerámico con los puntos cardinales, guía hacia las vistas más imponentes del parque natural, mientras un patio con cascada de azulejos conduce a la piscina en formato “swimming lane”, suspendida entre cielo y montañas. En la parte alta del jardín, una yurta mongola alberga una biblioteca de arte y un íntimo espacio de lectura.

La Mandaluz, debe su nombre a un antiguo jardín zen inspirado en un mandala, un concepto que refleja el espíritu de la villa: serenidad, luz y equilibrio. Con sistemas sostenibles de recogida de agua, así como el sistema de jardín irrigado, no se necesita agua municipal para el mantenimiento. El aislamiento es total mediante contraventanas metálicas y una integración absoluta con su entorno natural. Esta villa de ensueño, es el lugar perfecto para disfrutar largas estancias, desconectar y vivir rodeado de belleza en su máxima expresión.